Esta mañana en el ascensor de la Casa del Libro de Madrid me sonrió una señorita de una belleza digamos cubana de una sonrisa digamos humana y me dijo ¿qué buscas? Un libro de filosofía le dije ¿y tú? Uno de magia. De magia y allí nomás me percaté del despropósito y el ocaso de mi vida